El pasado martes, 8 de marzo, hubo un acontecimiento en Salinas del que me enorgullezco. Fue la primera manifestación que se realizó en el pueblo con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La convocatoria atrajo a más de 100 mujeres de las comunidades cuyas promotoras fueron quienes propusieron hacer una marcha o manifestación para este día.
El éxito se debe en parte a que la fecha cayó en día martes, cuando hay mercado en Salinas, motivo por el que hay transporte de las comunidades a Salinas, el casco parroquial. Aprovechando la coincidencia, en enero pedimos a las promotoras de las comunidades en la reunión mensual que pensaran qué les gustaría que organizáramos para esta fecha tan señalada. Al volver a encontrarnos en febrero hicimos la tormenta de ideas y seleccionaron lo que más les gustó.
Gracias a la idea de la voluntaria del Cuerpo de Paz de EEUU, iniciamos el día con un árbol pintado sobre tela cuyas hojas serían las propias manos de las compañeras de las comunidades pintadas de diversos colores bajo el que aparecía el eslogan “Juntas somos más fuertes”. En la Casa Juvenil preparamos este árbol conforme iban llegando las mujeres a la espera de que llegaran las 11:00 horas, momento en el que daría comienzo la marcha. Además, para coger fuerzas antes de la manifestación, otra voluntaria que trabaja en la fábrica de chocolate nos trajo unos bombones especiales hechos por ella para todas las asistentes.
Y llegó la hora indicada, pero nos demoramos un poquito en salir para hacernos una foto de grupo. Entre pancartas, tambores y gritos iniciamos la ruta, que tratándose de Salinas, no era muy larga precisamente. Desde la fábrica de chocolate nos dirigimos al mercado donde invitamos a más personas a unirse y atravesamos el edificio cantando nuestras consignas entre puestos de fruta y verduras. Algunas voces se unían a las nuestras y otras nuevas gritaban “¡Abajo los hombres!” a lo que tuve que intervenir diciendo que no queremos estar ni arriba ni abajo de nadie, sino en igualdad.
Retomamos la travesía y llegamos a nuestro destino: tomar la plaza. Este espacio es predomiantemente masculino porque hay dos canchas de ecuavolley (la versión ecuatoriana del volley-ball) y jamás hay mujeres jugando; claro, mientras los hombres juegan, las mujeres están en alguna de sus mil tareas diarias que tienen que hacer. Así que para este día solicitamos al gobierno parroquial ocupar las canchas durante el evento. Y ahí estábamos todas juntas, tanto de las comunidades, como de Salinas y del resto del mundo. Juntas, para mostrar nuestra fuerza con Mercedes Sosa de fondo y su “Todo cambia”.
El evento en la plaza comenzó con el discurso de la Coordinadora provincial del Foro de la Mujer de Ecuador, una ONG que da ayuda legal, psicológica y social a las víctimas de violencia intrafamiliar. Con esta organización trabajamos estrechamente en el proyecto de empoderamiento femenino, para impartir talleres de estos temas en las comunidades. Después se mencionó a la recientemente asesinada Bertha Cáceres, lideresa ecologista hondureña que es un ejemplo de tesón y de fuerza. A continuación, se mostró el árbol de fuerza con todas las manos de colores que expresan que somos diferentes pero unidas y fuertes, como el tronco. Al ritmo del bombo, algunas de las presentes leyeron frases de mujeres importantes en la historia como Tránsito Amaguaña (lideresa indígena ecuatoriana), Rigoberta Menchú (lideresa indígena guatemalteca) y Frida Khalo (artista mejicana), entre otras. Una de las promotoras, se ofreció a cantar una canción, titulada “Mujercita de mi vida” acompañada de guitarra y el coro de otra compañera. Cerramos el encuentro por todo lo alto con una pequeña sesión de bailoterapia da la mano de una compañera de la Fundación. Bailó todo el mundo menos quienes tenían vergüenza, no obstante, el ánimo estaba muy alto y con mucho positivismo.
Después, con todo el subidón de adrenalina y emoción que yo tenía en el cuerpo, almorzamos con las compañeras de las comunidades gracias al apoyo de todas las instituciones de Salinas, que cada una aportó algo de comida para todas. Así que terminé el día muy satisfecha y agradecida por todas las compañeras y compañeros de Salinas que echaron una mano para que todo saliera tan bien.
Al final del día, algo nubló mis pensamientos, ¿habrá servido de algo todo esto? Ojalá sí. Ojalá alguna y alguno de los presentes hayan reflexionado sobre los mensajes y discursos. Ojalá cada uno nos autoexaminemos para detectar qué actitudes machistas están dentro de nosotros y las eliminemos. Ojalá el patriarcado muera algún día cercano y no haya que conmemorar esta fecha nunca más porque hemos alcanzado la deseada y necesaria igualdad.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones…
Vivir y viajar en Ecuador 
Blanca, guapa, que sepas que te leo siempre y me encanta lo que cuentas y cómo lo cuentas. En lo refente a este post, supongo que te habrás sentido un poco como «regreso al pasado» o por lo menos las que somos «mayorcitas» y vivimos las primeras celebraciones del «día de la Mujer Trabajadora» nos damos cuenta de que aunque no se ha conseguido la «igualdad» que nos corresponde, es obvio que de vez en cuando se nos olvida de dónde partíamos. Por eso, ten fé, fé en las mujeres. Ojalá dentro de unos años recuerden este primer día de reivindicación como algo lejano.
Besos, guapísima y hasta pronto
Arantza
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